No sé qué tiene de particular eso de pasar Fin de Año en el Fin del Mundo, tal vez forma parte de los viajes míticos que todo trotamundos tiene en mente. Nosotros lo teníamos pendiente hace varios años.
Fue un viaje familiar, con mis dos hijas, mi esposo y mis suegros. Todos juntos en nuestra camioneta.
Nos encanta viajar por ruta: comenzamos a disfrutar desde el momento de salir de casa. Vamos charlando, tomando mate y escuchando música. Mirando el paisaje por la ventanilla, y hasta las paradas en las estaciones de servicio son todo un acontecimiento.
Teníamos por delante 1350 kilómetros.
28 de diciembre de 2019
El primer día lo hicimos sobre camino ya conocido; varias veces habíamos viajamos hasta Río Gallegos, El Calafate o Punta Arenas.
Decidimos dormir en la capital de Santa Cruz para hacer frente a los trámites de migraciones y el cruce del Estrecho de Magallanes al día siguiente, con tranquilidad.
Desde Comodoro a Gallegos se transita por la Ruta Nacional 3, columna vertebral que une toda la Patagonia por la costa. En algunos tramos va pegada al mar pero la mayoría del camino corre por la meseta: planicies inmensas, pastos bajos, matices terrosos, guanacos y choiques, rectas eternas.
En esta región podes recorrer muchos kilómetros sin encontrar una estación de servicio, por lo tanto las paradas allí son casi obligatorias. Llenar el tanque de combustible, usar los baños y recargar agua caliente en el termo.
También son lugares de encuentro. Es un espectáculo ver la cantidad de turistas extranjeros, mayormente europeos, realizando sus travesías en distintos vehículos. Motos, furgonetas y camiones que llevan decorados con imágenes y frases. Es una costumbre que dejen calcomanías en las estaciones como recuerdo de su paso por ahí. Les recomiendo tomarse un tiempo para observarlas
En todo este tramo de ruta hay muchos lugares lindos para visitar. Puerto Deseado, el Bosque Petrificado de Jaramillo, Puerto San Julián, el Parque Nacional Monte León. También parajes para inmortalizar en una foto: Fitz Roy, Tres Cerros, el Gran Bajo de San Julián o Le Marchand.
En la Patagonia hay kilómetros de estepa áspera y profundamente bella, aparentemente inhóspita, pero llena de pequeños sitios que te sorprenden. Hay que saber mirar.
29 de diciembre de 2019
Llegar a Ushuaia tiene sus particularidades. No solo porque la Provincia de Tierra del Fuego es un territorio insular, sino que el único cruce posible está en Chile, por lo que es necesario salir de nuestro país y luego reingresar a la Argentina.
Los casi 600 km de este tramo pueden ser engañosos. Sin tener ningún inconveniente, a nosotros nos llevó 11 horas recorrerlo.
Desde Río Gallegos hay 68 kms hasta el Paso Fronterizo de Integración Austral. Allí se realizan los trámites migratorios y la entrada a Chile. Como no permiten el ingreso de frutas, verduras, fiambres ni carnes, hay que pensar en llevar galletitas o algo permitido para picar durante el camino.
Se continúan 52 kms hasta el sitio donde llega y sale el transbordador, que cruza el Estrecho de Magallanes en la Primera Angostura. Es un pequeño paraje con un restaurant, un almacén y apenas algo más.
Los vehículos se forman en fila, separados los autos de los otros de mayor porte. Llega el ferrie, desembarcan los que venían a bordo, luego subimos y te acomodan. Primero autos, luego vehículos como motorhome, colectivos y camiones.
Se paga la tarifa del cruce en una oficina dentro del barco. Podes quedarte en el auto, en la sala de pasajeros o subir a cubierta. Recomiendo lo último, para entretenerse mirando el mar y sacar fotos. Tuvimos la suerte de ver unas toninas. Es imperdible aunque te mueras de frío.
Hay varios ferries que van y vienen. El cruce es de apenas 20 o 30 minutos depende del clima. Del lado de la isla se llega a Bahía Azul, donde se repite el procedimiento. Ahora somos nosotros los que bajamos en fila y hay otros esperando para subir.
Se hacen 135 kms más por la Ruta Nacional 257 chilena hasta volver a encontrar el paso fronterizo de San Sebastián, donde hay que hacer los trámites para volver a ingresar a Argentina.
El paisaje del lado chileno es muy solitario. Solo nos cruzamos varias veces con peones arriando ovejas.
Para resumir, desde Río Gallegos a San Sebastián (255 kms) tardamos 5 horas, aún sin haber tenido más que 10 minutos de espera a que llegue el transbordador.
Volvimos a la Ruta Nacional 3.
De San Sebastián a Río Grande va pegada al mar. El paisaje es hermoso y sigue desértico. En Río Grande almorzamos en Don Peppone, un restaurant italiano donde nos atendieron muy bien. Volvimos a cargar combustible. Desde ahí hasta Tolhuin hay 110 kms. En esta zona cambia radicalmente el paisaje, comienza el bosque y las montañas. La ruta sigue por un buen trecho bordeando el Lago Fagnano.
Unos 50 kms antes de llegar a Ushuaia está el Paso Garibaldi, que atraviesa los Andes fueguinos. Son unos pocos kilómetros de camino de cornisa. Hay un mirador con vistas fantásticas al Lago Escondido.
Finalmente llegamos a Ushuaia a las 19 hs.
Nos alojamos en un complejo de departamentos nuevos y muy bien equipados. El Complejo Los Guindos – Ushuaia Flat. A pocas cuadras del centro y de la costanera. Tener en cuenta que las calles de Ushuaia son muy empinadas. Es fácil bajar al centro, lo difícil es volver. Por suerte nos movíamos en vehículo. Si están a pie recomiendo hospedarse más abajo, bien cerca de la calle principal.
Una vez que dejamos el equipaje fuimos hasta el supermercado para aprovisionarnos. Decidimos cenar en nuestro departamento, para descansar después de tanto viaje.
Nos fuimos a dormir con la ansiedad de levantarnos temprano al día siguiente para por fin conocer Ushuaia.
Sigue en Fin de Año en el Fin del Mundo: Ushuaia – Parte II